lunes, 6 de agosto de 2007

Cómo escribir y párrafo y los conectores para escribir

EL PÁRRAFO

Extracto del Capítulo 5 [páginas 131- 172] de:
SERAFINI, María Teresa (1994). Cómo se escribe. Barcelona: Paidós.

Se transcriben únicamente descripciones centrales de la escritura de párrafos. Se han eliminado comentarios teórico-prácticos de menor importancia, tanto como los ejemplos y los ejercicios del texto original. Tales “mutilaciones” se señalan con puntos suspensivos encerrados en corchetes. Igualmente con corchetes se indican elementos insertados por el preparador de este material. Se han agregado notas de pie de página convenientes para precisar algunos puntos del texto original.
Los estudiantes aplicarán los principios propuestos, para elaborar párrafos pertinentes a los intereses individuales y de grupo.

[…]
Una vez confeccionado el esquema [[1]], tenemos que desarrollar todos sus puntos para crear el texto. Cada idea o cada bloque de ideas del esquema ha de ser utilizado para un párrafo, que constituye la unidad del texto y presenta una unidad de información completa. […]
Los párrafos están separados entre sí por puntos y aparte, que evidencian la transición del uno al otro. Con frecuencia el párrafo coincide con el apartado [[2]], pero en el caso de unidades de información largas y complejas, un párrafo puede estar integrado por dos o tres apartados, e incluso más.
[…]

5.1. Párrafo de enumeración

5.1.1. Descripción

El párrafo de enumeración está constituido por una lista de propiedades que describen un mismo objeto, hecho o idea, y por una frase organizadora [[3]], que indica al lector la estructura del párrafo. […]
La frase organizadora puede aparecer antes o después de la lista, y ser de tres tipos diferentes: frase/recuento, frase/síntesis y frase/encuadramiento. […]
a. Frase/recuento: En este caso, la frase organizadora dice cuántos elementos la siguen o preceden. [[4]]
b. Frase/síntesis. En este caso, la frase organizadora anticipa [o recoge] los contenidos de la lista, presentando cada elemento en forma breve.
c. Frase/encuadramiento: En este caso, la frase organizadora permite intuir que seguirá una lista, o bien sintetiza a la lista que la precede, pero no presenta un número [[5]] que la resuma, ni pasa revista a cada uno de sus elementos.
[…]

5.1.2. Cómo se construye

El párrafo de enumeración requiere una buena organización de la información en la fase de preescritura. Antes de empezar a escribir, es oportuno precisar el listado, rellenando un esquema del siguiente tipo:

FRASE ORGANIZADORA ……………….. ……………………………………………….
LISTA
1. ……………………………………
2. …………………………………...
3. ……………………………………
4. ……………………………………
5. ……………………………………
Para relacionar los elementos entre sí, se pueden utilizar conectores que se refieran a la posición de cada uno de los elementos en la lista, como: «primero, segundo, tercero», o bien «uno, otro, el último», o bien «uno, por el contrario, finalmente», o también «además, luego, en fin».
En muchos casos, para hacer más incisivo el texto, es oportuno ordenar de forma determinada los elementos de la lista. Los criterios de organización pueden ser varios, por ejemplo:

— del más frecuente al más raro
— del más al menos importante
— del más extraño al más obvio
— del más alto al más bajo
— del más viejo al más joven
— del más antiguo al más reciente
Obviamente cada uno de estos criterios, que puede aparecer en el texto final a través de los conectores adecuados, es aplicable únicamente a algunas situaciones.
Para que el párrafo resulte «equilibrado», hay que tratar de desarrollar los elementos de la lista del mismo modo: es preciso evitar la utilización de tres palabras para uno y tres renglones para otro. Entre los elementos de la lista se emplea preferiblemente el mismo signo de puntuación: coma para las listas de palabras o frases breves; punto y coma para frases de longitud intermedia; punto para periodos largos y complejos. En algunos casos, cuando la información es muy rica, la frase organizadora relaciona entre sí varios párrafos: uno para cada elemento de la lista.

5.1.3. Los errores más comunes
1. Ausencia de la frase organizadora […]
2. Presencia de contradicción entre la frase organizadora y la lista […]
3. Redundancia en los elementos de la lista […]
4. Falta de orden entre los elementos de la lista […]
5. Omisión o incoherencia en el uso de la puntuación […]
6. Estructura diferente de los elementos enumerados […]

5.2. Párrafo de secuencia
El párrafo de secuencia es un caso particular del párrafo de enumeración: los elementos se presentan por separado, pero además se ordenan según un criterio explícito, por ejemplo, cronológico. Este tipo de párrafo se encuentra con frecuencia en textos de tipo científico, y es típico de las instrucciones operativas para la resolución de un problema.

5.2.1. Descripción
En el párrafo de secuencia, los elementos se presentan a menudo en un orden temporal; el orden se explicita por medio de números o letras sucesivos.
[…]

5.2.2. Cómo se construye
Antes de empezar a escribir, es útil preparar un esquema como el siguiente:

PROCEDIMIENTO: ………………………...
FASES PRINCIPALES: 1. …………………
2. …………………
3. …………………
4. …………………
5. …………………
La principal dificultad de la construcción de un párrafo de secuencia consiste en comprender bien el proceso que se describe, y presentarlo con precisión. El número ideal de fases depende de la complejidad del proceso. Cada una de las fases puede articularse a su vez por medio de una nueva secuencia interna.
Las frases que corresponden a los distintos elementos de la secuencia deben estar construidas del mismo modo. Por ejemplo, ha de optarse entre presentar todos los verbos de la secuencia en infinitivo, o bien en indicativo o subjuntivo. En el caso de emplear indicativo, puede optarse por una forma impersonal o bien por la segunda persona del singular o del plural.

5.2.3. Los errores más comunes
1. Omitir una fase del proceso, o bien invertir el orden correcto de dos fases […]
2. Utilizar un nivel de detalle distinto en la descripción de las diferentes fases […]

5.3. Párrafo de comparación/contraste
El párrafo de comparación/contraste indica las semejanzas y diferencias entre dos o más objetos, situaciones, ideas o personas, comparándolos según cierto número de categorías.

5.3.1. Descripción
En general, un párrafo de comparación/contraste está introducido por una frase que presenta los dos o más objetos que se someten a comparación. Hay después dos tipos de esquema general que desarrollan un párrafo de estas características.

a. En el desarrollo por descripciones contrapuestas cada una de las categorías se analiza por separado, comparando los dos o más objetos y mostrando sus diferencias. El párrafo finaliza cuando se han agotado las categorías de comparación.
[…]

b. En el desarrollo por descripciones separadas cada objeto es analizado por separado. Se construyen de esa forma dos frases (o dos párrafos) que tienen una estructura idéntica, con los términos de la comparación presentados en paralelo.

5.3.2. Cómo se construye
El párrafo de comparación/contraste exige una buena organización de la información en la fase de preescritura; es necesario distinguir tres tipos de elementos: los objetos de la comparación, las categorías por las que se establece dicha comparación, y las características que surgen de ella. Todas esas informaciones se organizan por medio de un cuadro de objetos/categorías, en el que aparecen en las columnas las características de los objetos comparados, y en las líneas las categorías comparadas:


OBJETO A
OBJETO
B
(OBJETO C)
CATEG. 1
A1
B1

CATEG. 2
A2
B2

CATEG. 3
A3
B3

CATEG. 4
A4
B4






Si se elige el método de las descripciones contrapuestas, se desarrolla el párrafo leyendo el cuadro del modo siguiente:
Objeto A, Objeto B (A1-B1), (A2-B2), (A3-B3), (A4-B4)…
Si se elige el método de las descripciones separadas, en cambio:
Objeto A (A1, A2, A3, A4,…); Objeto B (B1, B2, B3, B4, …).
Cuando se comparan entre sí dos únicos objetos (el caso más común), las descripciones contrapuestas resultan en general más legibles; en cambio, cuando los objetos son tres o más, las descripciones separadas resultan más claras.
[…]

5.3.3. Los errores más comunes
1. Olvidar un término de comparación para uno de los objetos comparados. Con ello se rompe la simetría y el texto resulta incomprensible.
2. Construir el párrafo de forma asimétrica. En descripciones separadas, invertir el orden de las categorías; en descripciones contrapuestas, invertir el orden de dos objetos. […]
3. Omitir el planteamiento de comparación/contraste. Es decir, prescindir de una frase marco que indique de forma clara cuáles son los objetos que se van a comparar.

5.4. Párrafo de desarrollo de un concepto
En el párrafo de desarrollo de un concepto se da una idea principal, enunciada de forma explícita, que posteriormente se reafirma por medio de ejemplos o argumen- taciones. Las informaciones de apoyo expli- can, aclaran, dan detalles o ilustran la afirmación principal. Este tipo de párrafo es muy frecuente en todos los tipos de prosa.

5.4.1. Descripción
En el párrafo de desarrollo de un concepto está presente una idea principal, que por lo general aparece al principio o al final del párrafo. Los elementos que la desarrollan están constituidos por palabras aisladas, frases breves, períodos enteros o incluso párrafos complejos. […]

5.4.2. Cómo se construye
También en este caso es necesaria una buena organización de la información en la fase de preescritura. Antes de empezar a escribir, conviene construir un esquema del siguiente tipo:

IDEA PRINCIPAL : .……………………… ………………………………………………
EJEMPLOS 1. …………………….
O 2. …………………….
ARGUMENTOS 3. …………………….... 4. ……………………...
5……………………….

Es importante destacar mucho la idea principal, por medio de un breve período colocado al inicio o bien al final del párrafo. En textos narrativos o periodísticos es frecuente encontrar la idea principal al final; cuando se quiere facilitar la comprensión del lector, por ejemplo en el caso de textos técnicos, se aconseja colocarla al principio.
Los elementos que desarrollan la idea central deben ser presentados siguiendo un orden determinado: por ejemplo, atendiendo a su importancia o a sus dimensiones. En el caso de elementos de longitud distinta, conviene colocar los más breves al comienzo, y el más largo al final; de ese modo el lector podrá relacionarlos más fácilmente con la idea principal.
Los modos de relacionar la idea principal con los ejemplos y los argumentos, y éstos entre sí, son múltiples. A menudo se introduce la serie de ejemplos con la expresión en efecto. Son asimismo frecuentes las expresiones de relación del tipo de como se ha explicado antes… añadiremos ahora…

5.4.3. Los errores más comunes
1. Falta de evidenciación de la idea principal, que no aparece destacada suficientemente en el interior del párrafo. Esta situación se da sobre todo cuando se escriben impresiones y pensamientos de forma improvisada, sin releer lo ya escrito y sin reunir en un cuadro adecuado las diferentes partes.
2. Presencia de ejemplos que contra- dicen la idea principal o que no contribu-yen a su aclaración. Se genera así un texto confuso, incoherente y poco desarrollado.

5.5. Párrafo de enunciado/solución de un problema

El párrafo de enunciado/solución de un problema emplea la forma retórica de plan- tear y posteriormente resolver un problema para desarrollar un tema dado. Se utiliza en escritos descriptivos y también en los de tipo científico.

5.5.1. Descripción

El párrafo de enunciado/solución de un problema está constituido por dos partes: en la primera se presenta un problema, en la segunda se expone una solución. Este esquema admite algunas variantes.
a. Forma completa. El problema se expresa con claridad y va seguido por una solución igualmente explícita.
b. Contraposición de soluciones. El problema se expresa con claridad, pero va se-guido por hipótesis de solución contrapuestas.
c. Omisión de la solución. Se expresa el problema, pero la solución queda sobre- entendida.
d. Omisión del problema. Se expresa la solución, pero se sobreentiende el problema.

En ocasiones el enunciado del problema se descompone posteriormente en una premisa/marco, que da algunas informa- ciones necesarias para plantear el problema, seguida por una pregunta, que expone el problema de forma explícita. A veces la pregunta […] queda sobreentendida y solo aparece la premisa.
[…]

5.5.2. Cómo se construye
El párrafo de enunciado/solución de un problema exige centrar la atención en el problema y la elección de una de las cuatro formas descritas anteriormente. El contenido del párrafo puede esquematizarse de la forma siguiente:

PROBLEMA:
PREMISA/MARCO ………………………………………………………………………………………………………
PREGUNTA ………………………………………………………………………………………………………

SOLUCIÓN ……………………………..…………………………………………………………………………

El párrafo resulta más legible en la forma completa, pero en ocasiones puede resultar excesivamente pesado; por ese motivo, normalmente se omite la pregunta. La forma con omisión del problema es preferible, en especial, cuando en el contexto del escrito la situación resulta lo bastante explícita.

5.5.3. Los errores más comunes
1. Omitir la premisa/marco, o bien omitir la descripción del problema que se ha de resolver, cuando el contexto no nos ayuda a deducir su contenido.
2. Dar una solución insatisfactoria al problema planteado, por no resultar perti-nente o bien por no estar relacionada clara- mente con la pregunta.
[…]

5.6. Párrafo de causa/efecto

El párrafo organizado de causa/efecto presenta un acontecimiento o una situación seguidos por las razones que los han causado; se encuentra con frecuencia en textos argumentativos.

5.6.1. Descripción
En este tipo de párrafo, se contraponen frases, períodos o apartados que presentan una relación de causa/efecto. La descripción de la causa puede preceder o bien seguir a la del efecto.

5.6.2. Cómo se construye
La construcción de este tipo de párrafo exige destacar de forma clara la relación de causa/efecto entre varias ideas o hechos y posteriormente elegir entre anteponer la descripción del efecto o bien la de las causas. La estructura del párrafo es la siguiente:

CAUSAS: 1. …………………………….
2. …………………………….
3. …………………………….
EFECTO: ………………………………..

O bien:
EFECTO: …………………………………
CAUSAS: 1. …………………………….
2. ………………………….
3. ………………………….
En algunas ocasiones, es necesario describir más de un efecto.

5.6.3. Los errores más comunes
1. Describir una relación de causa/efecto poco convincente. Se presentan unos elementos con una relación de causa/efecto, sin que tal relación resulte explícita; a veces se trata únicamente de una sucesión temporal.
2. Introducir entre las causas elementos que no contribuyen al efecto. En párrafos bien estructurados están presentes elementos descriptivos colaterales, que pue- den eliminarse porque, si bien se examinan, no determinan el efecto.


5.7. Introducciones
Las introducciones y las conclusiones son párrafos especialmente difíciles y compro- metidos. A menudo oímos decir que el párrafo introductorio es el que cuesta mayor trabajo, ya sea por la necesidad de superar el obstáculo del «folio en blanco», ya porque normalmente tiene un contenido importante (indicar el problema, plantear la tesis defendida por quien escribe), ya, finalmente, porque en él el escritor presenta su estilo. De forma análoga, la conclusión contiene un último y significativo mensaje que a menudo resume todo el texto. En realidad puede abordarse el primer (y también el último) párrafo cuando el «cuerpo» del escrito está ya concluido. En efecto, la introducción y la conclusión siguen sus propias convenciones, que en parte difieren de las del resto del escrito.
[…]
…el inicio de un artículo tiene que resultar atractivo y eficaz, pues de otro modo el lector pasará a otro texto; el final ha de resultar agradable para dejar un buen recuerdo. Algunas de estas introducciones y conclu- siones pueden también utilizarse en otros[[6]] tipos de textos.
5.7.1. Introducción-síntesis

La introducción síntesis es una de las más frecuentes en todo tipo de texto. En ella se resume el tema o la tesis del escrito […]
[…]
Este tipo de introducción ofrece la ven- taja de dar, de forma rápida, informaciones esenciales sobre el contenido del texto; pero con el defecto de hacerlo previsible, y en ocasiones un poco reiterativo […] [[7]]

5.7.2. Introducciones con anécdota

Las introducciones que incluyen una anécdota, un hecho, una historia, atraen e implican al lector, siempre muy interesado en hechos concretos y en experiencias individuales. […]

5.7.3. Introducción con breves afirmaciones

La introducción con breves afirmaciones es típica de un estilo periodístico, fragmentado. Está constituida por frases breves, formadas por pocas palabras y en ocasiones sin verbo. Es sintética y efectiva, pero puede resultar incomprensible si se lee aisladamente. […]

5.7.4. Introducción-cita

La introducción-cita es una de las formas más utilizadas y eficaces para atraer la atención del lector. Puede tratarse de un proverbio, de unos versos de un poeta o de la frase pronunciada o escrita por una persona más o menos famosa. Es importante que el contenido de la cita se ajuste de manera no forzada al texto. […]
[…]

5.7.5. Introducción-interrogante

La introducción-interrogante plantea un problema. El texto posterior describe su desarrollo y, en ocasiones, añade otros interrogantes que ilustran los diferentes aspectos de la cuestión inicial. Este tipo de introducción, como el anterior, tiene la ventaja de la inmediatez: el escrito aborda su asunto principal desde el inicio, de la forma más directa posible. […]

5.7.6. Introducción-analogía

La introducción-analogía establece una comparación entre el tema del escrito y otra situación. Su objetivo es explicar el proble- ma aprovechando un contexto similar que sea capaz de atraer la atención inicial del lector.

5.8. Conclusiones

El párrafo que concluye un escrito tiene, como el introductorio, una función particular: la de dejar un buen recuerdo, enviar un postrer mensaje que resuma el sentido del escrito y dar a la lectura un sentido de plenitud.

5.8.1. Conclusión- síntesis

La conclusión-síntesis, muy común en todo tipo de escritos, presenta un breve resumen de las principales ideas del escrito. […]

5.8.2. Conclusión con anécdota

La conclusión con una anécdota, una historia, un hecho concreto, una imagen afortunada, recupera el hilo de todo el texto a
través de elementos narrativos o visuales que atraen la fantasía y la imaginación del lector, dejándole un buen recuerdo del escrito. […]


5.8.3. Conclusión con breves afirmaciones

Del mismo modo que puede construirse la introducción a partir de una frase breve, existe una conclusión con breves afirmaciones. Este tipo de conclusión sigue a un período que representa el verdadero final del texto, y replantea como un eco, una resonancia que profundiza en él. A menudo ese «añadido» está constituido por un fragmento, una frase sin verbo explícito. […]

5.8.4. Conclusión-cita

También en la conclusión de un escrito es posible utilizar citas de todos los tipos, siempre que se adapten al tema tratado. […]

5.8.5. Conclusión interrogante

La conclusión-interrogante plantea al final del escrito las cuestiones no resueltas, los problemas abiertos a las hipótesis de futuro. […]

5.8.6. Conclusión-analogía

La conclusión-analogía establece un parangón entre el tema tratado y una situación que ofrece similitudes con él, únicamente en el párrafo de conclusión. Se trata de una última imagen o idea que se utiliza para reforzar los asuntos ya tratados en el escrito. […]









[1] Este capítulo supone que se ha estudiado el contenido de los 4 capítulos anteriores: El acopio de las ideas, la generación de las ideas, la organización de las ideas y la documentación. Por eso hace referencia al paso previo de “confeccionar el esquema”.
[2] Serafini llama “apartado” al bloque de ideas que se separa de otro por medio del punto y aparte.
[3] Serafini no hace distinción entre oración y frase. Su “frase organizadora” equivale a oración principal, nuclear o temática, nombres utilizados por otros autores.
[4] “Cuántos” quiere decir ‘un cuantificador definido, exacto: 4, 5, 8…’.
[5] Pero sí puede incluir un cuantificador indefinido: algunos, varios, unos cuantos, muchos…
[6] Serafini tomó artículos de prensa como base de su tratado del párrafo. Lo que plantea aquí, puede entenderse como la utilización de diversos “actos de texturización” (Oviedo, 2002), para introducir cualquier escrito. Debe tenerse en cuenta, además, que actos como síntesis, anécdota, cita, interro- gante, analogía no son exclusivos de las introduc-
ciones y las conclusiones; pueden integrarse al texto en el momento y punto en que el sujeto de significación estime conveniente.
[7] Este fenómeno ocurrirá, más que todo, en escritos muy breves.




Los conectores necesarios para una buena redacción.

A

Análogamente, cabe
preguntarse si...
Anotaré que...
Ante todo,
rectifiquemos la idea sabida de que...
Ante de continuar
insistamos en...
Añádase a este una...
Aquí conviene detenerse
un momento a fin de...
Aquí he de referirme
también a...
Aquí nos preguntamos
Aquí vale la peña hacer una pequeña digresión
Así empezamos a cercar, pues, el
Así y todo...
Atengámonos ahora a...
Aún así...
Avanzando en el tiempo, encontramos...

B
Basándose en...
Bien, pareciera por todo
lo anterior que...
Bien sé que...

C
Cabe concluir que...
Cabe entonces
preguntarse que
Cabe señalar
Cierto es que
Claro que esto no lo
explica todo
Comencemos por evocar
Comenzaré dando algún ejemplo
Como
Como breve conclusión, creo que
Como dijimos al principio
Como es natural
Como es sabido
Como quiera, las explicaciones
Como quiera que sea, la
Como se indicó
Como se ve, los
Como si fuera poco
Como última palabra deseo
Como ya lo hice notar
Comprenda: no es que
Comprendemos que
Con este ejemplo he querido
Con esto en mente
Con esto hemos cumplido una
Con esto no quiero decir
Con lo que llevo dicho hasta aquí, me parece
Con respecto al primer punto
Con sano criterio
Con todo
Con todo y lo anterior
Concibo, pues
Concluyamos, entonces
Continuaremos la exploración de
Contrapongamos a
Conviene distinguir
Conviene, sin embargo,
advertir que
Corresponde
preguntarse
Creemos haber dicho lo suficiente sobre
Creo haber demostrado
Creo indiscutiblemente la afirmación de
Creo que aquí se ve
Creo que con estas indicaciones
Creo que llegamos al núcleo de
Cuando
Cuando dije que
Cuando se dice que

D
Dado que
De acuerdo con
De aquí, que
De cualquier modo
De entonces acá
De estas circunstancias nace el hecho de que
De esta manera
De esta suerte es como
De estas y otras páginas resulta que
De igual modo
De la misma manera
De lo anterior
De lo que llevo dicho
De manera que
De modo que el problema no es
De otro lado
De pronto
De todos modos, cuando
Debe quedar bastante
claro que
Debemos comprender
Debo agregar que
Dejando aparte, por un momento,
Dejando de lado
Dejemos eso.
Del mismo modo
Dentro de este contexto
Dentro de este marco ha de considerarse la
Desde entonces, este
Desde este ángulo
Desde luego
Deseo, en este
Después
Después de todo, lo
Dicho de un modo un tanto
Difícil, cierto. Pero no tanto si
Digamos que son diversos
Dije, al comienzo de este ensayo, que
Diremos otro tanto respecto a

E
Echemos una mirada de rededor
El ejemplo más significativo
El haberme detenido a
El tema que aquí nos interesa
El trazar aquí los
Empezaré por
considerar
En cambio
En cierto sentido
En concreto
En contraste con
En cuanto a
En definitiva
En efecto
En el curso de esta búsqueda
En el ejemplo dado
En esta sección esbozo
En este orden de ideas
En este punto de mis
meditaciones
En este punto, la discusión se
En las anteriores palabras, advirtamos
En lo que toca a
En lo que respecta a
En mi opinión
En otros términos
En pocas (otras) palabras ( términos)
En realidad
En relación con
En resumen
En resumidas cuentas
En sentido contrario
En suma
En todo caso
En una palabras
En última
Entendemos por
Entiéndase bien: yo no
Entonces

F
Finalmente
Fuera lo que fuere, mi

H
Habría que decir también
Ha llegado el momento
Hasta ahora
Hasta aquí lo
Hasta donde yo sé, nadie ha
Hay, como se ve, elementos
Hay en el fondo
Hay más: las
Hay otro aspecto, entre los tantos, del que
Hay otro aspecto que
Hay que advertir que
Hay que reconocer que
Hay que repetirlo: los
Hay, sin embargo,algunos
He aquí, a mi juicio
He aquí en pocas palabras, como
He aquí, más o menos, como pensaba
He citado ya
He hablado de
He hallado
He intentado probar que
He llegado al termino
He traído a colación
Hemos dejado para el final
Hemos dicho que
Hemos discutido hasta ahora el
Hemos examinado hasta aquí
Hemos visto que
Henos aquí, no obstante, apenas
Hubiera podido escoger


J
Justo es decir que

L
La idea es que
La respuesta es fácil
La tesis que ahora voy a exponer es
La verdad es que
Lo cierto es que
Lo curioso es que
Lo que acontece es que
Lo que importa observar es que
Lo que me interesa ahora es
Lo que nos interesa aquí no es tanto
Lo que nos lleva a decir que
Lo que quiere decir que

LL
Llegado a este punto
Llegamos aquí a
Llegamos, pues, a

M
Más no se trata tan sólo
Más tarde, en efecto
Me doy cuenta que
Me explicaré, los
Me gustaría dejar claro
Me parece que
Me refiero, por supuesto, a
Mi propósito es (era)
Mirándolo así
Muy al contrario de lo
Muy al contrario de lo
que pasa en (con)

N
Nada, pues, más expresivo que
Naturalmente que
No cabe duda de que
No continuaré exponiendo
No digamos, pues, que
No diré que
No en vano me detenido
No es de olvidar que
No es difícil descubrir
No es eso todo
No es extraño, pues,
No es fantasía afirmar
No es fortuito que
No es preciso
No es una casualidad el hecho de que
No está probado que
No estamos lejos de ver cómo
Nos gastamos muchas palabras en
No hay que apresurase
No hay que apresurarse, con todo, a
No: la realidad es
No parecería necesario
No pongo más que un ejemplo: la
No puedo menos que
No quisiera que estas afirmaciones parecieran
No se lo tome, sin embargo, por
No se trata, a mi juicio, de
No se trata, pues, de
No teniendo, pues, la urgencia de
No voy a repetir aquí
Notemos, entonces, cuán

O
Observemos cómo
Oigo ya venir una objeción
O sea, los
Otra cosa que se dice ahora con frecuencia es que
Otro ejemplo de lo que

P
Paralelamente a
Para algunos
Para empezar
Para ilustrar mejor
Para los fines de nuestro argumento
Para entender mejor
Para poner a prueba
Para precisar cómo
Para quienes sostiene
Para simplificar podríamos decir que
Parece perfectamente claro que
Parece, sin embargo, como si
Partiendo de
Pasemos a
Penetrémonos, ante todo, de que
Pero
Pero antes de que
Pero antes de seguir adelante consideremos que
Pero conviene precisarlo
Pero dejando de lado
Pero el caso es que
Pero hay más: la
Pero hay otra definición
Pero no nos perdamos en otras consideraciones
Pero no se juzgue, por eso, que
Pero recapitulemos
Pero quizá la respuesta que realmente
Pero quizá corresponda
Pero si se consideran cuidadosamente
Pero, sobre todo, pienso que
Pero tal vez sea necesario pasar
primero revista
Pero volvamos a nuestro asunto
Pienso, por eso, que
Podemos decir que
Podemos distinguir que
Podemos interrumpir
aquí esta
Podemos observar como
Podemos preguntarnos si
Pongamos otro ejemplo
Por añadidura
Por consiguiente
Por ejemplo
Por el contrario
Por ende
Por eso
Por eso, cabalmente, es
Por eso, para mí
Por eso señalé que
Por esta razón (vía)
Por eso puede decirse que
Por lo expuesto al inicio de
Por lo general
Por lo pronto
Por lo que sigue
Por mi parte
Por otra parte
Por simplicidad, podemos suponer que
Por supuesto que
Por todo esto creo que
Por último
Porque
Porque, en teoría, la
Porque se trata de
Precisa advertir que
Precisamente por (porque)
Presuponemos que
Procedo ahora a la
Prosiguiendo con la idea
Pudiera creerse que
Puede afirmarse que
Puedo, por lo tanto, definir también
Pues bien: los
Pues lo mejor es que

Q
Queda definido
Queda por aclarar
Queda todavía un hilo,el que
Quiero concluir esta
Quiero creer que
Quisiera añadir que
Quisiera hablar ahora de
Quisiera insistir en
Quisiera que, ahora que estoy por hablar de
Quizá deba señalar una característica que
Quizá, entonces


R
Recapitulemos
Recapitulemos brevemente sobre
Reconozcamos en cambio que
Recordaré, por ultimo,
Recordemos que
Referida a este contexto, la relación
Registrado esto
Repito que
Respecto a lo que otros
prefieren llamar
Resulta que, cuando

S
Se comprende que
Se deduce que
Se infiere que
Se concluye que
Se enfrenta, pues, con
Se ha dicho que
Se ha pretendido que
Se me figura, así de momento, que
Sé que mi planteamiento es
Se trata, desde luego,de
Sea, a modo de ejemplo
Sea cierta está o no, mi
Sea como fuere
Sea otro caso
Seguramente que
Señalemos en pocas palabras que
Sería prudente
Si bien
Si echamos un vistazo sobre
Si llamamos
Si pensamos que este
Si quisiera escoger un símbolo propicio
Si se tiene en cuenta que
Si se toma como punto de partida
Si tuviera que decir
Si volvemos atrás
Sí, ya lo sabemos
Sí, ya se sabe: acá
Siempre me ha parecido
Siento, ene efecto, la necesidad de
Sin duda, alguna
Sin embargo,
Sin embargo, también a menudo
Sin entrar en consideraciones
Sin paradojas puede investigarse
Sobran razones para
Sorprende comprobar que
Sorprenderá tal vez que
Sostengo que
Soy de los que creen
Subyacen en todos estos detalles
Suele decirse que
Supongamos a hora

T
Tal es, por lo demás
Tal vez quepa hacer algunos comentarios
Tales son algunos de los
Tales son en síntesis general
También cabe comprobar
También es cierto
Tampoco nos corresponde exponer
Tan pronto como
Tenemos, en consecuencia, que
Tenemos, pues, en grado
Terminaré diciendo que
Tiempo hubo en que
Todavía más: los
Todo esto parece confirmar
Todo lo expuesto hasta ahora explica
Todos reconocemos, en cambio, que
Tomemos como punto de partida
Torno a decirlo
Tras esta digresión, abordemos
Trataremos de

U
Un corolario más
Un poco de historia
Una aclaración sobre
Una última observación
Una vez hecha esta precisión

V
Valga la verdad: el
Vamos a intentar concluir pensando
Vamos a recordar una
vez más
Vamos a ver rápidamente por qué
Veamos cual es el contexto
Veamos el
Veamos un ejemplo muy sencillo
Veamos lo que significa
Volvamos a
Volvamos a examinar
Volvamos a intentar ahora
Volvamos a nuestro asunto: este
Volvamos la mirada hacia volviendo
Voy a referirme brevemente a
Vuelvo a decirlo:



Y
Y además
Y ahora debemos abandonar
Y así
Y, como siempre
Y esto nos conduce
Y esto nos lleva
Y llegamos a otro punto
Y más frecuentemente todavía es
Y no es mera coincidencia
Y no podría ser de otro modo
Y ocurre, indefectiblemente, porque
Y por eso, la
Y, sin embargo
Ya estamos, sin lugar a dudas en
Ya hemos hablado de
Ya hemos, pues, descubierto
Ya hemos visto cómo
Ya indique que
Ya lo veis, la
Ya se sabe que
Yo creo, en realidad,
Yo estimo, que para
Yo no quería decir que
Yo no quiero que se entienda que



Material

Alfredo Motatto

Greguerias de Ramón Gómez la Serna

Nunca es tarde si la sopa es buena.
Al agonizar el viejo marino pidió que le acercasen un espejo para ver el mar por última vez.
¡Qué tragedia! Envejecían sus manos y no envejecían sus sortijas.
La sidra quisiera ser champán, pero no puede porque no ha viajado por el extranjero.
El hambre del hambriento no tiene hache porque el verdadero hambriento se la ha comido.
Cuando asomados a la ventanilla echa a andar el tren robamos adioses que no eran para nosotros.
El día en que se encuentre un beso fósil se sabrá si el amor existió en la época cuaternaria.
Las pirámides son las jorobas del desierto.
A la media botella de vino siempre le faltará la otra mitad.
El vermú es el aperitivo al que se llama de tú.
El dolor más grande del mundo es el dolor de colmillo de elefante.
El olivo es el espejo del alba.
Las pasas son uvas octogenarias.
Cuando el armario está abierto parece que toda la casa bosteza.
La escoba baila el vals de la mañana.
Para evitar el calor los termómetros del verano deberían colocarse al revés.
En invierno los rosales están pensando en sus rosas.
Sobre las hojas grises de los olivos gravita aún el polvo que levantaron los carros romanos y las diligencias.
Franklin salía los días de tormenta con un paraguas dotado de pararrayos.
Abrir un paraguas es como disparar contra la lluvia.
El agua se suelta el pelo en las cascadas.
Al oír la sirena parece que el barco se suena la nariz.
En la Vía Láctea se agolpa el polvo fulgurante que levantaron en su camino las carrozas siderales de los grandes mitos.
Las latas de conservas vacías quedan con la lengua de hojalata fuera.
El Pensador de Rodin es un ajedrecista a quien le han quitado la mesa.
¿Será a nosotros a quienes llama esa bocina de automóvil que, parado frente a nuestro portal, dice a alguien bien distintamente que baje?... Y nosotros que no tenemos ni esperamos ningún automóvil, cometemos la torpeza de asomarnos...
Ponerse los calcetines al revés es ir hacia atrás en vez de ir hacia adelante.
Se dice dentífrico, suena a dentífrico, pero sonaría más a dientes si fuese "dientífrico".
Cuando el domingo caiga en lunes, la vida habrá perdido la cabeza.
________________________________________
GREGUERÍAS DE NIÑOS
El bebé se saluda a sí mismo dando la mano a su pie.
Ese niño que lleva una sandía, parece ir a dar lección de geografía.
En las cajas de lápices guardan sus sueños los niños.
La primavera, como los niños, comienza siendo rubia y acaba siendo morena.
Principio de primavera: un niño solo en todo el tiovivo.
Los bebés con chupete miran al fumador en pipa como a un compañero de cochecito.
El niño intenta extraerse las ideas por la nariz.
Son molestas las medicinas en cuyo prospecto nos llaman "adultos".
El niño grita: "¡No vale!"... "¡Dos contra uno!", y no sabe que toda la vida es eso: dos contra uno.
Cuando anuncian por el altavoz que se ha perdido un niño, siempre pienso que ese niño soy yo.
Los niños que serán los hombres precavidos son los que sacan punta a los dos extremos del lápiz.
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GREGUERÍAS DE LETRAS Y ESCRITURA
La "B" es el ama de cría del alfabeto.
La "D" mayúscula de cada domingo es siempre diferente.
La "F" es el grifo del alfabeto.
La "i" es el dedo meñique del alfabeto.
La "L" parece largar un puntapié a la letra que lleva al lado.
La "ñ" es la "n" con bigote.
La "Q" es un gato que perdió la cabeza.
La "q" es la "p" que vuelve del paseo.
La "S" es el anzuelo del abecedario.
La "T" es el martillo del abecedario.
La ü con diéresis: dos "íes" siamesas.
La ü con diéresis es la letra malabarista del abecedario.
La "X" es la silla de tijera del alfabeto.
Las palabras con puntos suspensivos resultan aderezadas con guisantes.
Prosa con asteriscos: prosa condecorada.
Los bostezos son "oes" que huyen.
"Ídem" es una palabra ahorradora.
El etc., etc., etc., es la trenza de lo escrito.
El lápiz sólo escribe sombras de palabras.
El escritor quiere escribir su mentira y escribe su verdad.
Los rosales son poetas que quisieron ser rosales.
El soneto es el chaleco de terciopelo de la poesía.
El libro es un pájaro con más de cien alas para volar.
Escribir es que le dejen a uno llorar y reír a solas.
Cuando el escritor ha llegado a la vejez, es cuando sospecha que el artículo que está escribiendo lo escribió ya otra vez.
La luna es un banco de metáforas arruinado.
El tango está lleno de despedidas.
Sólo el poeta tiene reloj de luna.
El libro es el salvavidas de la soledad.
El lector como la mujer ama más a quien más lo ha engañado.
El poeta miraba tanto al cielo que le salió una nube en un ojo.
Las vacas escriben con el tintero de sus ojos el poema de la resignación.
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GREGUERÍAS DE ANIMALES
El caballo con la cabeza baja, mientras pace, parece estar leyendo el paisaje como un corto de vista.
El camello tiene cara de cordero jorobado.
El camello lleva a cuestas el horizonte y su montañita.
La inmortalidad del cangrejo consiste en andar hacia atrás, rejuveneciéndose hacia el pasado.
El caracol debía tocar el trombón que lleva a cuestas.
La cebra es el animal que luce por fuerza su radiografía interior.
Al callarse la chicharra de pronto, parece que ha habido una avería eléctrica.
De la nieve caída en los lagos nacen los cisnes.
El cocodrilo es un zapato desclavado.
El cocodrilo es una maleta que viaja por su cuenta.
Los cocodrilos están siempre en pleno concurso de bostezos.
Los elefantes parece que tienen en las patas las muelas que no tienen en la boca.
Las gallinas son tartamudas.
Los gatos se beben la leche de la luna en los platos de las tejas.
Las gaviotas nacieron de los pañuelos que dicen ¡adiós! en los puertos.
Grajo: palabrota con alas.
El hipopótamo juega a ser submarino.
La jirafa tiene abrigo de leopardo.
La jirafa es una grúa que come hierba.
La lagartija es el broche de las tapias.
La mariposa lleva a su gusano de viaje.
La mariposa, posándose en todas las flores, es la mecanógrafa del jardín.
El más pequeño ferrocarril del mundo es la oruga.
Al oso le viene grande su gabán de pieles.
Todos los pájaros son mancos.
Ningún pájaro ha logrado sacar las manos de las mangas de las alas, salvo el murciélago.
Lo más terrible del perro con bozal es que no puede bostezar.
Los pingüinos son unos niños que se han escapado de la mesa con el babero puesto.
Cuando escarba el toro en la arena parece estar cavando la fosa del torero.
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GREGUERÍAS DE NÚMEROS
Los ceros son los huevos de los que salieron las demás cifras.
El 8 es el reloj de arena de los números.
El 6 es el número que va a tener familia

El ensayo y su estructura

“ El ensayo es un discurso literario en cuanto a construcción lingüística, es decir, como proceso mediante el cual las normas sintácticas organizan las oraciones e imponen a sus elementos un cierto orden que las hace inteligibles. Pero también lo es en cuanto a construcción representativa, puesto que hace surgir ideas, conceptos, reflexiones, opiniones, juicios, etc. También sucesos o acontecimientos, objetos o cosas, personajes, etc. útiles para configurar una argumentación. Esto es, para poner en claro algo, para descubrir algún aspecto nuevo, para impugnar una opinión ajena, etc. “
(Muñoz, Luis: Acta Literaria 3-4 , 1979, págs. 85 – 101)



EL ENSAYO COMO DISCURSO, ALGUNOS RASGOS FORMALES


1. Descripción General

El ensayo es un discurso(1) literario en cuanto construcción lingüística, es decir, como proceso mediante el cual las normas sintácticas organizan las oraciones e imponen a sus elementos un cierto orden que las hace inteligibles. Pero también lo es en cuanto construcción representativa, puesto que hace surgir ideas, conceptos, reflexiones, opiniones, juicios, etc., también sucesos o acontecimientos, objetos o cosas, personajes, etc., útiles para configurar una argumentación. Esto es, para poner en claro algo, para descubrir algún aspecto nuevo, para impugnar una opinión ajena, etc.
Nos proponemos, pues, formalizar algunos rasgos específicos del ensayo en tanto discurso, en tanto un tipo especial de discurso.
El ensayo se nos ofrece, por lo pronto, como un discurso escrito. Tal hecho nos pone en presencia de una enunciación escrita. De tal modo que quien escribe se enuncia escribiendo. Importa destacar que, por lo tanto, el enunciante no sólo representa algo, sino que él mismo se enuncia en el proceso de la escritura. De ello se desprende otro aspecto que interesa al análisis literario. Si el proceso de la enunciación oral es un acto único e irrepetible, dadas las condiciones en que se profiere, instancia y situación discursivas, lo mismo ocurre con la enunciación escrita, salvo que ella queda grabada y su manifestación lingüística permanece. Esa permanencia permite, sin embargo, una latencia en cuanto proceso, hasta que un lector lo actualiza mediante la lectura. Lo cual también permite al analizar la observación y el registro de la organización y de la articulación lingüística mediante la cual se ha buscado la expresión de las ideas, como también de las marcas formales de la presencia del sujeto en su discurso, incorporada así la instancia y la situación que permite que "lo intentado" sea deducible de lo que permanece en la obra o en el texto; el sentido que expresan las oraciones en la cadena o en la secuencia argumentativa.
Por otra parte, recordemos que el término ensayo y lo que designa fue empleado primeramente, en el ámbito de la literatura occidental, por Michel de Montaigne al titular su único libro: ESSAIS(2). Es a Montaigne a quien se Ie reconoce como el fundador de este género moderno. Desde entonces se ha seguido usando este término, con la forma que revistió el discurso de: Montaigne. Propuesto así como modelo para quienes, en lo sucesivo, se propusiesen asimilarla.
A este respecto, también queremos recordar cómo un escritor español del siglo XVII, posterior a Montaigne, don Francisco de Quevedo, en sus escritos o discursos, al citar el libro de Montaigne, traduce el término francés Essais por Discursos(3). La denominación dada por Montaigne a sus escritos tiene el propósito, sin duda, de distinguir tales escritos de otros ya establecidos en sus formas. El término tiene una procedencia latina, común para las lenguas romances, en el latín tardío EXAGIUM 'acto de pensar (algo)'(4). Es así como en sus escritos va precisando el sentido que para él va teniendo esta palabra:
'Es el juicio un instrumento necesario en el examen de toda clase de asuntos, por eso yo lo ejercito en toda ocasión en estos Ensayos. Si se trata de una materia que no entiendo, con mayor razón empleo en ella mi discernimiento, sondeando el vado de muy lejos; luego, si lo encuentro demasiado profundo para mi estatura, me detengo en la orilla. El convencimiento de no poder ir más allá es un signo del valor del juicio, y de los de mayor consideración" (5).
Del mismo modo en el Libro II, cap. X "De los libros", dice:
'Bien sé que con frecuencia me acontece tratar de cosas que están mejor dichas, y con mayor fundamento y verdad, en los maestros que escribieron de los asuntos de que hablo. Lo que yo escribo es puramente un ensayo de mis facultades naturales, y en manera alguna de aquellas que con el estudio se adquieren; y quien encontrare en mí ignorancia no hará descubrimiento mayor, pues ni yo mismo respondo de mis aserciones ni estoy satisfecho de mis discursos" (6).
En tal sentido, el término ensayo aparece relacionado con la noción de juicio de reflexión, de ejercicio de las facultades naturales, y con la noción de discurso, como expresión manifiesta.

2. Distinción de niveles del discurso

De acuerdo con lo que llevamos dicho, el ensayo se nos ofrece como un discurso escrito susceptible de ser examinado tanto en el plano del enunciado como en el de la enunciación.

3. El enunciado

El ensayo es, pues, un discurso escrito representativo. Esto es, un discurso construido por una serie de oraciones que enuncian juicios, reflexiones, verdades universales, opiniones comunes, sentencias, máximas, aforismos, etc. Del mismo modo pueden hacer referencias a acontecimientos o sucesos, objetos o cosas, personajes, etc. Oraciones que, por lo tanto, manifiestan una capacidad denotativa máxima, con el propósito de argumentar.
Al considerar el plano del enunciado hemos tomado la lengua en su función comunicativa, esto en lo que Benveniste entiende por semántica(7). Así es que la expresión es la oración o la proposición, considerada como unidad de la producción del discurso. Se trata entonces de examinar la lengua en cuanto a "lo intentado", a lo que el emisor quiere decir, a la actualización lingüística de su pensamiento. Ciertamente que la oración o la proposición es una unidad de relación, de organización de unidades menores, como son las palabras. La palabra es para Benveniste la unidad mínima del mensaje y la unidad necesaria del código del pensamiento. Es, entonces, en la organización, en la articulación de las palabras donde se manifiesta el sentido, la idea que se quiere expresar.

3.1. La secuencia argumentativa

La relación interoracional o transoracional sigue, en un cierto grado, un ordenamiento lógico de consecutividad o de causalidad que le otorga a este tipo de discurso una disposición unitaria. Esta disposición unitaria integradora la denominaremos secuencia, puesto que dicho término implica una noción, una idea de encadenamiento o de concatenación o de orden(8); y también de un modo similar a como concibe la secuencia narrativa C. Bremond(9). Pero como lo representado en el ensayo no son propiamente acontecimientos ni hechos ni sucesos, sino juicios, reflexiones, opiniones, etc., aun cuando se hagan referencias a acontecimientos, objetos o cosa o personajes, la secuencia representada en el ensayo es una secuencia de proposiciones, relacionadas, ordenadas en el propósito del esclarecimiento, del descubrimiento, de la impugnación, del debate, etc.; la llamaremos secuencia argumentativa.

3.2. Exposición

Los argumentos expuestos en el proceso discursivo fluctúan en la libertad que se concede el sujeto emisor para relacionarse con su referencia o con su destinatario. De aquí que los argumentos vengan a constituirse en los actuantes o agentes, como ocurre en el discurso narrativo o en el dramático. Debemos agregar, sin embargo, que estos agentes no están narrados o contados ni presentados actualizadamente como se da en la narrativa o en la dramática. La forma expresiva que reviste el ensayo es la exposición, considerada en oposición a la forma narrativa y a la dramática, como también a la forma de la lírica.

3.3. Dimensión temporal

De ello se desprende también que, en cuanto a la dimensión temporal de la secuencia argumentativa expuesta o enunciada, esa dimensión sea la del presente; así como la de la narración es la del pretérito, la del drama es la del futuro y la de la lírica es la del presente. Caso, este último, con el que coincide el ensayo, en este aspecto, y por lo cual se hace perceptible una relación genérica aproximativa.

3.4. Lo implícito

Esta secuencia argumentativa que sigue un cierto orden lógico no siempre se da completa. Por lo general casi nunca se da completa. Entendemos por secuencia completa aquella que tiene un comienzo, un medio y un fin. Así que en la secuencia argumentativa del ensayo puede faltar algún elemento entre el conjunto de proposiciones de apertura y el de cierre o, también, puede faltar algún elemento en el conjunto de proposiciones que cierra este tipo de discurso.
Este rasgo del enunciado del discurso ensayístico viene a constituir una pertinencia distintiva respecto de otros discursos argumentativos que no pertenecen a la serie literaria propiamente tal. La libertad que se da el emisor para relacionarse con su referencia o con su destinatario, le permite recurrir con cierta frecuencia a lo implícito, puesto que cuenta con el destinatario, haciéndolo parte de sus reflexiones. Este recurso a lo implícito puede ser voluntario o no, ya si se trata de la referencia enunciada o de la actitud que manifiesta el emisor.
Quizás cuando R. Barthes junto con mencionar un discurso paradigmático y uno sintagmático agrega un discurso entimemático(10) esté refiriéndose, en este último caso, a ese discurso que se construye mediante ese proceso silogístico retórico que se caracteriza, precisamente, por la falta, por la omisión de una de sus premisas o de la conclusión. Barthes mismo, en su excelente trabajo sobre "L'anccienne rhétorique. Aide-memoire"(11), explica con alguna detención y proligidad lo referido al entimema en la retórica antigua y a su práctica como un tipo de razonamiento en el pensamiento contemporáneo. La ocurrencia de lo implícito en la secuencia argumentativa del ensayo la aproxima y lo hace participar de este rasgo del discurso entimemático señalado por Barthes.

3.5. La plurivalencia

Así como lo representado en el discurso ensayístico son la ideas, juicios, reflexiones, opiniones, etc., como también hechos, acontecimientos, cosas u objetos, personajes, etc., aun cuando, en lo que se refiere a estos últimos, sólo se recurre a ellos para ejemplificar e inducir la reflexión expuesta; así la referencia inmediata evoca o cita otros discursos con lo que se interrelaciona de un modo más o menos explícito. De aquí el rasgo de plurivalencia(12) de este discurso. Claro está que todo discurso por ser un proceso de comunicación es ya plurivalente en grados distintos, sin embargo, para el ensayo es imperativa la evocación o cita de otros discursos. Y ello es así porque el ensayo se construye sobre algo ya formado o formulado previamente, sobre aquello que interesa al emisor para manifestar sus preferencias, sus afinidades o sus rechazos o diferencias, su particular punto de vista, en suma. He aquí lo que nos dice Montaigne, por ejemplo:
''A veces imagino dar cuerpo a un asunto baladí e insignificante, buscando en qué apoyarlo y consolidarlo; otras, mis reflexiones pasan de un asunto noble y discutido en que nada nuevo puede hallarse, puesto que el camino está tan trillado, que no hay más recurso que seguir la pista que otros recorrieron. En los primeros el juicio se encuentra como a sus anchas, escoge el camino que mejor se le antoja, y entre mil senderos delibera que éste o aquél son los más convenientes. Elijo de preferencia el primer argumento; todos son para mí igualmente buenos, y nunca formo el designio de agotar los asuntos, pues ninguno se ofrece por entero a mi consideración: no declaran otro tanto los que nos prometen tratar todos los aspectos de las cosas. De cien matices que cada una ofrece, escojo uno, ya para acariciarlo, solamente, ya para desflorarlo, a veces para penetrar hasta la médula; reflexiono sobre las cosas, no con amplitud, sino con toda la profundidad de que soy capaz, y la más de las veces tiendo a examinarlas por el lado más inusitado que ofrece(13).

3.6. La figurabilidad

En este mismo aspecto del enunciado del discurso ensayístico, podemos sostener que no es ajeno, en modo alguno, a la figura figurabilidad; en cuanto el emisor busca expresar ese particular punto de vista, dispone también la percepción de la lengua como tal, además del cumplimiento de la función significativa El grado de figurabilidad de este tipo de discurso permite, más allá de lo representado, una clasificación y caracterización de sus tipos, en la multiplicidad de los procedimientos elegidos para el efecto. Demás está decir que ello permite, además, reconocer la forma expresiva que unida a la forma del contenido, distingue a uno y a otro ensayista.

3.7. La dimensión simbólica

Dentro de este mismo nivel, al examinar la relación que la palabra tiene con lo que significa, podemos observar la relación simbólica. La manifestación lingüística, en este caso, interpreta una disposición interna, sin que tenga con ella una relación de necesidad. Se trata de "una relación arbitraria y convencional entre dos series que existen independientemente una de otra" (14) .
Esta relación simbólica es perceptible sobre todo en aquellos ensayos que la critica tradicional ha llamado poéticos. El enunciado expreso de objetos o cosas, de personajes o situaciones concretas, simboliza sentimientos, comportamientos, cualidades, nociones abstractas, ideales o espirituales, que el emisor desea objetivar.

4. La enunciación

Si consideramos el discurso como el acto de producir un enunciado, nos estamos situando en el plano de la enunciación como sostiene Benveniste (15). La relación del emisor con la lengua determina los caracteres lingüísticos de la enunciación. Mediante el acto de enunciación, es decir, de la utilización de la lengua por medio de un acto individual, la lengua se convierte en discurso.
El análisis de tal situación, según Benveniste, permite observar los rasgos lingüísticos que denotan: a los interlocutores -al que profiere la enunciación y al que se presenta como alocutor-, el tiempo de la enunciación, su lugar y sus modalidades.

4.1. Indicios de persona

Atendiendo a estos aspectos, podemos señalar que el discurso ensayístico posee en una alta frecuencia indicios de persona que denotan a quien profiere la enunciación (yo) y a quien se presenta como alocutor (tú). En suma, indicios espacio-temporales denotativos de una fuerte subjetividad. Entendemos esta subjetividad como la manifestación o presencia, mediante elementes lingüísticos, del sujeto en su discurso.
Es muy difícil suponer que este rasgo enunciado no se dé en el discurso ensayístico, puesto que, según los rasgos que hemos anotado en cuanto al enunciado, considerado como secuencia argumentativa incompleta y fluctuante por la libertad que se concede el sujeto emisor para establecer la relación con su referencia o con el destinatario, en el propósito de expresar su particular punto de vista, debe necesariamente manifestar lingüísticamente, verbalmente, su posición, la situación espacio-temporal que lo determina. Recordemos a este respecto las citas de Montaigne recogidas para ejemplificar los caracteres de este tipo de discurso. Estaría demás citar una vez más el ya tan citado aviso al lector escrito por Montaigne en el momento de publicar la primera edición de libro (1580). En cambio, nos permitiremos citar un fragmento del primer ensayo que compone el libro de Unamuno, En torno al casticismo:(16).
"Pienso ir aquí agrupando las reflexiones y sugestiones que me han ocurrido pensando en torno a este punto del casticismo centro sobre que gira torbellino de problemas que suscita el estado mental de nuestra patria. Si las reflexiones que voy a apuntar logran sugerir otras nuevas a alguno de mis lectores a uno solo, y aunque sólo sea despertándole una humilde idea dormida en su mente, una sola, mi trabajo tendrá más recompensa que la de haber intensificado mi vida mental...".
''Lo más de lo que aquí lea le será familiarísimo. No importa. Hace mucha falta que se repita a diario lo que a diario, de puro sabido se olvida, y piense el lector en este terrible y fatal fenómeno. Me conviene advertir; ante todo al lector de espíritu notariesco y silogístico que aquí no se prueba nada con certificados históricos ni de otra clase, tal como él entenderá la prueba; que esto no es obra de la que él llamaría ciencia; que aquí sólo hallará retórica el que ignore que el silogismo es una mera figura de dicción..."
La movilidad del sujeto respecto de su referencia se hace perceptible también lingüísticamente en la permutación o conmutación de las personas(17). Y si bien los géneros literarios determinan, de algún modo, la presencia o ausencia, la entrada o salida del "yo", del "tú" y del "él", y si como son modos convencionales, la escritura puede mostrar variaciones intergenéricas, como de hecho ocurre en la literatura contemporánea. Así el ensayo puede tomar la forma de la novela y viceversa, por ejemplo.

4.2. Relación del sujeto con el discurso o con su referencia

El análisis de la actitud del emisor en la relación que se establece con su discurso o con su referencia, permite observar también una serie de rasgos semánticos que, según su predominio, otorgan al discurso un estilo emotivo evaluativo o modalizante(18). El predominio de alguno de estos rasgos puede originar una tipología de este género, tanto si el acento cae sobre el emisor, como si se pone énfasis en la referencia cuando el emisor manifiesta alguna apreciación sobre el valor de veracidad de su discurso.

4.3. La interpelación

Por otra parte, si tomamos en consideración la actitud del emisor respecto del destinatario, podemos observar la presencia de funciones lingüísticas destinadas a influir en el comportamiento del destinatario, sea para persuadirlo o disuadirlo con la argumentación planteada, sea para impugnar lo ya probado o supuestamente aceptado, etc. En todo caso, estas funciones lingüísticas confluyen en una interpelación expresa o implícita en el discurso como totalidad y su mención.
Este último aspecto nos recuerda la suasoria o discurso deliberativo de las Instituciones oratorias de M. F. Quintiliano, con el cual, pensamos, se da el antecedente más claro de éste género moderno denominado ensayo.

4.4. El monólogo

Por último, puesto que se trata de un discurso personal, escrito, no es de extrañar que la forma expresiva que con mayor frecuencia reviste, sea la del monólogo, en el sentido en que lo define Benveniste, como diálogo interiorizado.

5. Resumen

Resumiendo, y a modo de conclusión, proponemos la siguiente definición formal del ensayo: Un discurso personal que expone una secuencia argumentativa incompleta destinado a interpelar a un destinatario sobre cualquier tipo de referencia.

Notas
(1) El término discurso se usa aquí en la acepción que tiene para Emile Benveniste,
Problèmes de linguistique gènèrale II. Editions Gallimard, 1974, Chapitte v, pp.
79-88.
(2) Para el efecto de las citas de este libro, se sigue la edición de Pierre Viley, Les Essais de Michel de Montaigne. Paris, Presses Universitaires de France, 1965. La versión española está tomada de la traducción de F. Madrid de El pensamiento vivo de Montaigne. Presentado por André Gide. Buenos Aires, Editorial Losada, S.A., 1944, p.
(3) Francisco de Quevedo, "Nombre y descendencia de la doctrina estoica", en Obras completas. Tomo II. Madrid, Editorial Aguilar, 1961 pp. 983 y ss.
(4) J. Corominas, Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana, Vol. II. Madrid, Editorial Gredos, 1954.
(5) "Le jugement est un util à tous subjects, et se mesle par tout. A cette cause, aux essais que j'en fay ici, j'y employe toute sorte d'occasion. Si c'est un subject que je n'entende pont, à cela mesme je l'essaye, sondant le qué de bien loing; et puis, le trouvant trop profond pour ma taille je me tiens à la rive: et cette reconnoissance de ne pouvoir passer outre, c'est un traict de son effect, voire de ceux dequoy il se vante la plus.". Chapitre L "De Democritus et Heraclitus", p. 301.
(6) "Je ne fay point de doute qu'il ne m'advienne souvent de parler de choses qui sont mieux traictèes chez les maistres du mestier, et plus veritablement. C' es icy purement l'essay de mes facultez naturelles, et nullement des acquises; et qui me surprendrá d'ignorance, il ne fera rien contre moy, car a peine respondroy-je á auttuy de mes discours qui ne mèn responds point a moy; ny nèn suis satisfaict.
(7) E. Benveniste, Problèmes de linguistique gènèrale II. Gallimard, 1947, Chap. XV, "La forme y le sens dans le langage"; pp. 224-225.
(8) B. Potier, Le langage. Les Dictionaires du Savoir Moderne. París, 1973, p. 484.
(9) C. Bremond, "La lógica de los posibles narrativos". En Análisis estructural del relato. Argentina, Editorial Tiempo Contemporáneo, 1972, pp. 87-109.
(10)R. Barthes, "Introducción al análisis estructural de los relatos". En Análisis estructural del relato. Buenos Aires, Editorial Tiempo Contemporáneo, 1970, p. 13, nota 10.
(11)R. Barthes, en Communication, 16, Seuil, 1970, pp. 172 y ss.
(12)Todorov, ¿Qué es el estructuralismo Poético. Buenos Aires. Editorial Losada, S.A., 1975, p.49.
(13)Op. cit., Chap. L "De Democritus et Heraclitus", pp. 301-304 "Tantost, à un subject vain et de neant, j'essaye s'il trouvera dequoy lui donner corps, et dequoy l'appuyer et estanconner. Tantost ye le promene à un subject noble et tracassè, auquel il N'a rien à trouver de soy, le chemin en estant si frayé qu'il ne pout marcher que sur la piste d'autry. Lá il fait son jeu à eslire la route quy luy semble la meilleure, et, de mille sentiers, el dict que cettuy-cy, au celuy là a esté le mieux choise. je prends de la fortune le premier argument. Ils me sont également bons. Et ne desseigne jamais de la produire entiers. Car ye ne voy le tout de rien: Ne font pas, ceux que promettent de nous le faire veoir. De cent membres et visages qu'a chaque chose, j'en prens un tantost a lecher seulement, tantost a effleurer; et par fois à pincer jusqu'a l'os. J'y donne une poincte, non pas le plus souvent largemment, mais le plus profondement que je sçay".
(14)T. Todorov, Literatura y significación. Barcelona, Editorial Planeta, 1971, "La palabra según Constant", pp. 113-137.
(15)E. Benveniste, op. cit., pp.79-88. Ver también, Roberto Hozven, Prolegómenos al glosario de Literatura. Departamento de Español de la Universidad de Concepción (en prensa); circulan copias mimeografiadas, párrafo 2.3 y ss.
(16)Miguel de Unamuno, Ensayos. Tomo I. Madrid, Aguilar S.A. de Ediciones, 1951, pp. 23-25.
(17)J. Dubois et ali, Rhètorique générale. Paris, Librairie Larousse, 1970, pp. 159-170.
(18)O. Ducrot, T. Todorov, Dictionnaire encyclopédique des sciences du langage. Paris, Editions du Seuil, 1972, "Style", pp. 383-388.